Está bien ser productivos, pero también debemos darnos un tiempo libre para mantener nuestro equilibrio y salud.
Durante nuestra vida, se nos ha dicho que debemos invertir nuestro tiempo en algo productivo, el hecho de no invertirlo productivamente detona comentarios hacia la persona de que es “floja” o “vaga”, cayendo en etiquetas que, a partir de la sociedad, se han establecido debido a las creencias de que se debe estar constantemente ocupado, quien lo está, se le denomina “trabajador”, lo contrario a alguien que no tiene la misma cantidad de ocupaciones ni tareas por realizar.
La realidad, es que no siempre se debe estar ocupado, la división que hacemos entre nuestro “tiempo productivo” y “tiempo libre” no es más que una forma de permitirse ser una persona libre, permitirse descansar, hacer lo que le gusta, salir a divertirse, sin la necesidad de llenarse de mil pendientes laborales, domésticos o escolares, para decir que después de ser productivo “está bien” tener tiempo libre.
El tiempo libre favorece el desapego psicológico del trabajo, labores escolares o domésticas es decir, alejarse física y mentalmente dichas demandas. Esto es algo indispensable para que se puedan presentar los procesos de recuperación de dichos espacios (trabajo, escuela, casa) y se fortalezca el enganche con la tarea nuevamente.
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Todo recae en la administración de nuestro tiempo, aun sin importar la cantidad de pendientes que se tengan, el administrarlos de acuerdo a nuestras prioridades nos permite dedicarle el tiempo correspondiente a cada uno, para terminar con ellos y, a pesar de la cantidad que se tengan, se puedan establecer momentos de ocio, en los que se pueda liberar estrés, tensión o presión que pudieron causar las tareas a realizar.
Sin embargo, nadie más que tú puede determinar la prioridad de tus pendientes, una misma tarea puede considerarse más o menos importante para cada persona, por tanto, hacerte consciente de lo que urge o no, de lo que es más rápido o más fácil, te permitirá organizarte de mejor forma, para evitar situaciones de estrés extremas, por haber dejado tarea para el último momento.
Evitar la sobrecarga de tareas y pendientes, buscar tener altos niveles de autonomía y respetar el tiempo libre y la realización de actividades de recuperación, ocio o recreativas, pueden generar que exista una disminución en las intenciones de abandonar el lugar de trabajo, la escuela o las actividades domésticas, y causar un mayor compromiso y entusiasmo por las tareas a realizar.
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Es válido tener momentos de ocio, en los que realices tareas recreativas o que te generen un bienestar, desconectarse de la la rutina a muchos les funciona para recargar energía y comenzar, nuevamente, con la administración y realización de pendientes, tanto laborales, escolares o domésticos.
Por: Yanet Reza
Hechicera Educativa en Dédalo México, estudió Pedagogía en la Universidad Pedagógica Nacional, Ajusco, busca generar cambios positivos en la educación de México y espera ser la próxima Secretaria de Educación Pública.