Hoy en día, las circunstancias nos han llevado a quedarnos en casa, pero el quedarnos aquí no quiere decir que dejamos a un lado nuestras labores diarias, como las escolares.
Hoy en día, las circunstancias han obligado a muchos de nosotros, a quedarnos en casa, pero eso no quiere decir que dejamos a un lado nuestras actividades diarias, como las laborales o las escolares.
Somos muchísimas personas las que estamos trabajando y/o tomando clases remotamente, nos conectamos a cierta hora al ordenador para tomar una clase virtual en zoom o alguna de estas aplicaciones, algunos con buena señal WiFi y otros no tanto.
Nos sentamos en nuestra cama, sofá o escritorio, con nuestro cuaderno a un lado o la pestaña de word abierta y nos ponemos a escuchar al profesor que desde su casa nos trata de explicar como usar algunas fórmulas matemáticas o que paso en el Porfiriato, por mencionar algunos temas.
Termina la clase virtual y si, nos quedamos con algunos aprendizajes de lo que explicó el profesor, pero, ¿realmente entendimos todo? Yo entendí algo, pero, ¿mis compañeros habrán entendido lo mismo? o mejor dicho ¿Habrán entendido algo? ¿Aprendí lo que tenía que aprender?
No solo las clases pueden ser un problema, algunos profesores han optado por usar diferentes programas y aplicaciones, los cuales, en algunas ocasiones no funcionan debidamente por culpa de la conección a internet o algún problema de programación, lo cual lleva al alumno a frustrarse, estresarse y querer mandar todo por un tubo y en muchas ocasiones esto lleva a no aprender debidamente.
A esto, podemos añadir que a varios les han dejado ejercicios para hacer en casa, sobre los que entienden muy poco o nulamente, el resolverlos no es muy fácil y no sabes si lo hiciste bien. Todo esto suena frustrante, lo sé.
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Las clases virtuales las llevamos desde alumnos de preescolar, hasta alumnos de maestría y creo que todos nos deberíamos hacer las siguiente preguntas: ¿Es de calidad la educación que estoy recibiendo? ¿Mi hermanito de 7 años que está en segundo de primaria estará aprendiendo bien? ¿Qué tan útil para nosotros es la educación a distancia que estamos tomando?
La situación no solo es complicada para el alumno, sino también para el profesor, ya que, al estar a la distancia, no tiene el mismo control sobre el grupo, no tiene la certeza de que le estén prestando la debida atención o que el alumno está aprendiendo lo que debe aprender, puede que no todos sus alumnos se conecten y tengan que trabajar doble por el distraído que se quedó dormido y le pide lo visto en clase vía correo o mensajería instantánea o a ellos también le puede jugar una mala pasada la tecnología.
Llámenme romántico o anticuado y no se si estén de acuerdo conmigo, pero en lo personal, prefiero mil veces las clases presenciales a las clases en línea.
Para empezar, las clases en línea, tienen la desventaja de que el internet te puede fallar en cualquier momento, estando en tu casa te puedes distraer más que en un salón de clases, la aplicación que estén usando para tener la videollamada puede que no soporte el número de conectados, puede que tu computadora falle y no te deje hablar o escuchar, en fin, hay muchos problemas más que puede presentar tu ordenador y otros contras de las clases en línea y ojo, también tiene sus pros, aunque me parece que hoy en día son los menos.
No se que tan de calidad sean las clases virtuales, pero si creo que es de mucha más calidad una clase presencial, por el simple hecho de interactuar en persona, con menos distractores, que haya una fluidez y una retroalimentación inmediata y el hecho de poder debatir, compartir y escuchar las ideas y preguntas de tu compañeros sin que haya alguna interferencia o el simple hecho de que el maestro te explique el ejercicio ante tus ojos una y otra vez hasta que le entiendes y te pueda explicar de mejor forma tus dudas.
¿Estamos verdaderamente listos y preparados para tomar clases en línea? ¿Qué cambios en la educación debe haber para proveer una educación de calidad a distancia?
Esta es otra pregunta que nos deberíamos hacer, si es que estás de acuerdo conmigo. ¿Qué necesitamos cambiar o agregar en éste sistema educativo a distancia? Tal vez clases personalizadas, interactuar con grupos pequeños de personas, agregar material de apoyo en YouTube o alguna otra plataforma, mejor intenet, mejor tecnología, dejar menos trabajos, que el alumno y el profesor se estresen menos, tomar la clase una vez a la semana, hacer la clase como una historia, hacer más dinámica la clase, pero, ¿cómo?
En lo personal creo que existen diversos factores por los cuales no estamos completamente listos para la educación a distancia, nos estamos adaptando y estamos luchando contra ello, sí, pero aún nos hacen falta desarrollar al máximo dos grandes habilidades, la creatividad y la paciencia.
En tiempos difíciles, es donde tenemos que sacar nuestro lado creativo, hoy más que nunca tenemos que pensar fuera de la caja, la rutina nos rompe, nos desalienta, nos deprime y hasta nos da ansiedad, pero por ello debemos intentar algunas variantes y proponerlas al mundo, puede que no funcione la primera vez, ni la segunda, pero tal vez la tercera si.
No te puedo decir a ciencia cierta que necesita en la actualidad la educación a distancia, pero si te puedo decir que necesitamos ser creativos y pacientes para poder llegar a ese punto en donde las clases remotas sean eficaces, eficientes y de calidad.
Si tienes alguna idea, compartela al mundo, la probamos, si no funciona, reintentamos, si funciona, la aplicamos.
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Por: Ricardo Colin
Estratega de Marca en Dédalo México, Comunicólogo por la FES Acatlán de la UNAM. Interesado en temas sociales, actuales y artículos de apoyo.
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