Para un líder ser resiliente es crear áreas de crecimiento identificando los errores y debilidades de nuestra organización.
Para liderar un equipo de trabajo es necesario enfrentarse a distintos problemas y momentos de crisis. Todos estos pormenores son situaciones que no nos permiten llegar nuestros objetivos y resultados deseados, y pueden suceder en muchas maneras: desde la situación económica de un país, los recursos materiales que nos pueden hacer falta como organización, hasta los conflictos que ocurren en las relaciones interpersonales de nuestros colaboradores o los comportamientos de un equipo de trabajo.
Para un líder ser resiliente no solamente significa tener los conocimientos y habilidades para sortear las distintas dificultades que se nos presenten, sino poder crear áreas de crecimiento identificando los errores y debilidades de nuestra organización. Aprovechar los aprendizajes que adquirimos a lo largo del camino para mejorar y no volver a cometer los mismos errores.
Podemos entender la resiliencia tanto como una habilidad, tanto como resultado: es la capacidad para hacer frente a las adversidades que presenta el cambio natural de la vida saliendo fortalecido de ellas, y también es el resultado de un proceso dinámico en el que ganamos experiencia para afrontar situaciones adversas que varía según el contexto y la etapa de la vida del individuo.
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Como habilidad, una persona con resiliencia se caracteriza por haber desarrollado prácticas y habilidades que les permiten desempeñarse positivamente dentro de situaciones adversas, dentro de las cuales podemos destacar:
Aceptar la realidad: Ser resiliente no es sinónimo de un optimismo extremo, más bien se trata de tener un control emocional que nos permita analizar las situaciones adversas con calma e inteligencia. Desde esta posición un líder debe identificar los factores de riesgo que se afecten a su equipo, por ejemplo, llegar tarde, aumento de estrés, fracaso al cumplir objetivos, poca motivación, etc.
Encontrar sentido: Además de identificar los factores que afectan al desempeño de la organización, es necesario encontrar encontrar su origen para poder evitar que el problema persista, es decir, saber capitalizar sobre los errores. Para lograr esto también es necesario tener un sistema de valores sólido que permita redireccionar la energía de nuestros equipos hacia objetivos y metas positivos.
Ser flexible: Poseer plasticidad tanto para aprender cosas nuevas, como para adaptar nuestra ideas a distintos escenarios es esencial para el liderazgo. La flexibilidad permite improvisar, saber aprovechar nuestros recursos al máximo y lograr una mejora continua.
Transmitir entusiasmo: La comunicación es crucial para crear un vínculo positivo con nuestros colaboradores que sirva para transmitir energía y entusiasmo. Saber transmitir las expectativas y resultados de una manera que logre motivar a las personas es fundamental para no quedar en una simple relación jefe-empleado.
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Algo muy importante que cabe destacar es que la capacidad de una persona para ser resiliente no está predeterminada, sino que es posible aprender a ser personas resilientes. En Dédalo contamos con diversos programas que profundizan el tema a través de talleres prácticos para distintos niveles empresariales.
Fuentes:
-Raciel Sosa - ¿Qué hacer cuando tu equipo se siente frustrado?
-Escuela europea de management - Los líderes resilientes: cómo ser uno de ellos...sin pasarse
-Fundación factor humá - La resiliencia en las organizaciones
Por: Andrés González
Investigador de Magia en Dédalo México, estudió filosofía en el Claustro de Sor Juana, está interesado en conocer nuevas pedagogías que respondan a las problemáticas contemporáneas.
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