El descanso también es parte del plan
- Santiago Lecumberri
- 4 may
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 6 may
Te voy a contar una historia.
Hace unos meses, estaba diseñando la agenda de una semana particularmente intensa:
reuniones, mentorías, contenido, equipo, sesiones…
De esas semanas donde si no lo pones todo en el calendario, te come.
Abrí Notion. Fijé bloques de trabajo, tiempos de enfoque profundo, recordatorios, buffers, entregas.
Todo estaba bien…
Hasta que vi el domingo.
Vacío.
Mi instinto fue llenarlo.
Pensé en escribir, preparar algo pendiente, adelantar lo de la semana siguiente.
Pero justo cuando iba a programar el “pendiente productivo”, me detuve.
No por flojera.
Sino porque me di cuenta de algo importante:
el descanso también es parte del plan.
Y no lo digo como cliché.
Lo digo como alguien que por años pensó que descansar era perder el tiempo.
Que si no avanzabas, estabas retrocediendo.
Que parar era para los que no quieren tanto.
Mentira.
Descansar no es dejar de hacer.
Es hacer espacio para que todo lo que haces tenga sentido.
Lo entendí con los años, con el cuerpo cansado, con la mente nublada, con el corazón medio vacío de tanto dar sin pausar.
Y lo confirmé cuando empecé a estudiar alto rendimiento de verdad:
los que logran más, descansan mejor.
No descansan cuando se quiebran.
Descansan para no quebrarse.
No lo ven como premio, lo ven como parte de su estrategia.
Descansar no es improvisado.
Es táctico.
Como cuando entrenas para un maratón.
No corres 42 kilómetros diario.
Corres, paras, estiras, comes bien, te hidratas, descansas, visualizas.
Y vuelves a correr.
Eso también es entrenamiento.
Y sí: el descanso se ve distinto para cada quien.
Yo, por ejemplo, no puedo hacer pausas muy largas durante el día.
Si me detengo más de 25 minutos, me cuesta muchísimo regresar al ritmo.
Entonces lo que hago es esto:
Me desconecto un rato, pero hago algo que me recarga sin sacarme del todo.
Cuido mis plantas.
Reorganizo mis espacios.
Acomodo algo de mi casa.
Eso me da descanso, sin perder conexión conmigo mismo.
Y cuando sí me tomo un día completo —como los domingos—, lo planeo como parte de mi rendimiento.
No como pausa.
Como parte.
Porque si el cuerpo no se siente cuidado, no responde.
Y si la mente no tiene aire, se encierra.
Y si el corazón no se siente sostenido, no empuja.
Por eso te lo quiero decir hoy, domingo por la noche:
Descansar también es avanzar.
Descansar también es estrategia.
Descansar también es parte del plan.
No porque lo diga yo.
Sino porque lo he vivido.
Y porque ahora sé que cuando descanso con intención, vuelvo con dirección.
Y eso, en un mundo que solo premia lo que se mueve rápido,
es mi mejor forma de resistir sin romperme.
Nos leemos mañana,
Yo
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