Tus rituales no funcionan. Tus metas sí.
- Santiago Lecumberri
- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
Por años, he hecho rituales para empezar el año.
Y no me refiero solo al “año nuevo” con abrazos, uvas y propósitos compartidos entre burbujas y fuegos artificiales.
También me refiero a mi año nuevo:
Mi cumpleaños.
Esa fecha que siento como punto de partida.
Como reinicio personal.
Como ese “todo empieza otra vez” que marca el calendario de adentro, no el de afuera.
Y cada vez que llegaba uno de esos momentos, me lo tomaba en serio.
Escribía.
Reflexionaba.
Diseñaba rituales.
Encendía velas.
Hacía listas.
Me prometía cambios.
Y aunque todo eso se sentía importante…
algo faltaba.
Porque, con toda esa intención, había un problema que se repetía año con año:
Lo que me proponía no pasaba.
Tenía propósitos.
Tenía deseos.
Tenía una lista clara de “esto sí lo voy a lograr”.
Pero no tenía una forma real de hacerlo suceder.
Y fue ahí donde algo cambió.
Me cansé de la ceremonia sin resultado.
Me harté de la intención sin seguimiento.
Y decidí hacer algo distinto:
Dejé de hacer propósitos. Y empecé a construir metas.
Pero no cualquier tipo de metas.
→ Metas claras
→ Construibles
→ Medibles
→ Revisables
→ Que no dependieran de “estar inspirado”, sino de tener estructura
Y más importante aún:
Metas que sí se construyen.
Hace unas semanas di una masterclass justo sobre esto.
Sobre cómo pasar de rituales bonitos…
a sistemas reales.
De buenos deseos…
a planes ejecutables.
Y si no pudiste estar, te la comparto hoy.
Porque no es tarde.
Porque no necesitas un nuevo año o un cumpleaños para empezar.
Solo necesitas una decisión clara.
Y si la tomas hoy,
quizá este sí sea el año en que lo que te propongas… suceda.
Lecu