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Foto del escritorMariana Aguilera Mendoza

¿Puedo escoger mis hábitos?

“Los hábitos del hombre forjan su propia fortuna” – Publilio Siro


En la cotidianidad del día a día todos tenemos una rutina, esos pequeños rituales diarios que realizamos; puede ser desayunar después o antes de bañarnos, siempre tender la cama al despertar, hacer ejercicio antes de dormir, etc. Estos pequeños rituales al repetirlos cotidianamente se transforman en un hábito, ya sea de forma inconsciente o por disciplina y constancia.

Entonces, la rutina viene siendo un conjunto de hábitos que tenemos en nuestro día a día, al ser hábito se realiza ya de forma inconsciente. Es algo así como nuestro piloto automático, la forma en que de alguna forma ahorramos energía y espacio en nuestro cerebro, pues, con un hábito no pensamos o analizamos a fondo lo que estamos haciendo, se podría decir que es un poco ya por la inercia de la rutina. Por ejemplo, una persona con el hábito de levantarse temprano a hacer ejercicio, no piensa tanto en ello cuando se está levantando, solo lo hace pues para su persona ya es algo natural.


"El hábito puede llegar a ser o el mejor de los sirvientes o el peor de los amos." – Nathaniel Hawthorne


Esto es un arma de doble filo, pues así como podemos tener hábitos saludables, hay hábitos que nos hacen daño. Es por esto que tenemos que identificarlos y para ello hay que ser conscientes que un hábito se hace basado en identidad o resultados. En los hábitos que están basados en resultados, el enfoque está en lo que queremos lograr. En los hábitos basados en la identidad, el enfoque está en quién queremos llegar a ser.

Ya con esto claro, vamos por lo que venimos ¿Cómo formar hábitos? Pues bien, hay varias teorías como que realizar algo por 21 días continuos lo hace un hábito, o que realizar acciones diarias de forma consciente (o sea que las pensamos al realizarlas) forma hábitos. Pero, para esto hay que ver las reglas a seguir. Estas se basan en cuatro leyes:

Primera Ley: Hacerlo obvio.

Cada hábito se activa con una señal o detonante, y para que nuestro cerebro lo registra y efectúe, esta debe ser obvia. Una buena opción es usar hábitos previos como ancla para los nuevos. Por ejemplo, si quieres añadir el hábito de leer el periódico y ya tienes el hábito de tomar café en la mañana, puedes comenzar a leer el periódico mientras tomas tu café de las mañanas. Así haces una acumulación de hábitos.

Segunda Ley: Hacerlo atractivo.

Para hacer atractivo un hábito hay que relacionarlo con actividades que disfrutemos. Por ejemplo, si te gusta mucho escuchar música y quieres incorporar el ejercicio en tu rutina, realiza el ejercicio escuchando la música que te gusta.

Tercera Ley: Hacerlo fácil.

“Cuando adoptas un nuevo hábito, este te tomará menos de 2 minutos hacerlo.” Para facilitar el proceso tenemos que enfocarnos en pequeñas acciones, no vamos a hacer grandes cambios de una sola vez, estos cambios se conforman del conjunto de pequeñas acciones. Si quieres estudiar, comienza por abrir los libros que necesitas.

Cuarta Ley: Hacerlo satisfactorio.

Ya que estamos predispuestos para siempre buscar lo satisfactorio para nosotros. Es por esto que debemos buscar una recompensa secreta que obtendremos con este hábito. Por ejemplo, si queremos levantarnos temprano todos los días, debemos obtener algo satisfactorio de ello, lo cual puede ser que nos de tiempo de cumplir todas nuestras tareas, o acabar temprano para poder ver una película.

Estas cuatro leyes las podemos ocupar para retirar un mal hábito también, solo tenemos que usarlas a la inversa. Y estas quedarían así:

Inversión de la primera ley: Hacerlo invisible. Hay que reducir y eliminar las señales y detonantes, al quitarlas se elimina el hábito sin importar qué tan fuerte sea este.

Inversión de la segunda Ley: Hacerlo poco atractivo. Hay que retirar lo que nos atrae de realizar la actividad.

Inversión de la tercera Ley: Hacerlo difícil. El cerebro evita la complejidad lo más posible, entre más nos cueste, tratará de evitar realizarlo.

Inversión de la cuarta Ley: Hacerlo insatisfactorio. Al no obtener una recompensa satisfactoria de la actividad, el propósito de esta desaparece, ya no hay un incentivo para realizarla.

Así que estas son las leyes para crear hábitos nuevos o eliminar malos hábitos. Esperamos que te sea útil para escoger los hábitos que tienes en tu rutina. Ponlas en práctica y cuéntanos como te fue a través de nuestras redes sociales, nos encanta saber cuando logran resultados.

Fuentes:

  • Covey, S. (Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva). 2019. México: PAIDÓS.

  • REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.4 en línea]. <https://dle.rae.es> [febrero 7, 2021].

  • Clear, J.. (s.f.). En Hábitos atómicos(.) México: PAIDÓS.



 

Por: Mariana Aguilera Mendoza

Guerrera de Marca en Dédalo México, Estudiante de medicina en la Escuela libre de Homeopatía de México. Buscando el equilibrio entre lo que se quiere, lo que se hace y cómo se hace.


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