top of page

La meta que más me ilusiona y más miedo me ha dado enfrentar

Dentro de mi programa de alto rendimiento hay una herramienta que considero fundamental: tener 12 metas clave para los siguientes 12 meses.


Una por mes. Una por intención. Una por dirección.


La idea no es solo tener metas bonitas que se vean bien en tu libreta o en una presentación.


La idea es tener metas que te incomoden, te exijan, te emocionen o todas al mismo tiempo.

Metas que, si las cumples, de verdad te cambian el año (y probablemente también la vida).


Entre las mías (que van desde escalar profesionalmente hasta cuidar más mi energía) hay una que me da algo de vergüenza admitir cuánto me ha costado: escribir cuentos.


Sí, cuentos. Historias. Ficción. Metáforas. Pedazos de imaginación que siempre he querido poner en papel.


Si me conocieras sabrías que me encanta contar historias. Lo hago todo el tiempo (en conferencias, con amigos, con chelas o cafés de por medio). Pero escribirlas… escribirlas en serio, me ha costado un huevo.


La meta está clara (pero el primer paso... uf)


Lo más curioso es esto: me emociona la idea del resultado final. Me emociona imaginar mi propio libro de cuentos. Me emociona pensar que algún día alguien me va a presentar como “el que escribe historias”. Me emociona la posibilidad de usar la ficción como forma de impacto.


Pero ese escalón intermedio… el de sentarme a escribir el primer cuento… ese me lo he estado saltando.


Hasta esta semana.


(Apenas horas antes de mi propia fecha límite interna, obvio)

Me senté y lo escribí.


Un cuento basado en algo que yo viví, pero contado con la libertad de la ficción. Lo terminé. Y me gustó.


Y aunque voy tardísimo en esta meta (es la que más he postergado de todas), ya empecé. Ya rompí la barrera. Ya estoy pensando cuál será el siguiente cuento.


¿Qué meta te emociona… pero no has empezado?


Tal vez te emociona la idea de tener tu negocio, pero no te emociona hacer el plan financiero.


Tal vez te emociona la idea de tener energía brutal, pero no te emociona dejar el celular antes de dormir.


Tal vez te emociona la idea de encontrar una relación sana, pero no te emociona abrirte otra vez.


Las metas que de verdad valen la pena casi nunca se sienten fáciles al inicio. Pero cuando das ese primer paso —aunque sea torpe, tarde o incómodo— el resto empieza a moverse.

Y a veces solo necesitas ese empujón.


Por cierto…


Este martes 29 de julio tendremos nuestro encuentro mensual de comunidad.


Es un espacio para compartir, conversar, conectar con personas que (aunque no lo sepas) tal vez están enfrentando lo mismo que tú.


O si no lo mismo, algo igual de importante.




Te invito a que vengas (aunque no conozcas a nadie, aunque no sepas qué decir).


A veces solo necesitas estar ahí para darte cuenta de lo que necesitabas escuchar.

Te veo dentro.

—Lecu

Comentarios


Dédalo México® 2025

bottom of page