¿Estás en mediocridad o en rutina? Cómo diferenciar y romper el estancamiento
- Santiago Lecumberri
- hace 2 días
- 2 Min. de lectura
La diferencia entre una y otra no siempre es obvia.
La mediocridad muchas veces se disfraza de rutina. Y la rutina, cuando no es consciente, te lleva directo a una vida que nunca elegiste.
Y ahí estás tú.
Haciendo lo mismo de siempre, con la agenda llena, los días ocupados y la energía drenada.
Pero si te detienes un segundo —uno solo— y te haces la pregunta correcta, se te cae el disfraz.
La semana pasada hablábamos de eso: de cómo una sola decisión puede cambiarlo todo.
Hoy vamos a hablar de lo que pasa cuando no decides nada.
¿Qué estás valorando de verdad?
No lo que posteas.
No lo que dices en una entrevista.
Lo que haces cuando nadie te ve.
Si te pasas el día apagando fuegos ajenos en un trabajo que odias, probablemente estás valorando la seguridad.
Si tus fines de semana están llenos de eventos que ni quieres ir, probablemente estás valorando el estatus.
Si cada noche la sobrevives entre comida rápida y contenido repetido, probablemente estás valorando la comodidad.
Y no está mal.
Pero sí está jodido vivir toda una vida sin darte cuenta de que eso fue lo que elegiste.
Entonces, hazte la única pregunta que importa esta semana:
¿Dónde termina mi vida si sigo tomando las mismas decisiones de siempre?
Hazlo incómodo. Hazlo real.
Y si quieres hacerlo tangible:
Escribe todo lo que hiciste hoy. Cada gesto, cada scroll, cada excusa.
Observa. De verdad. ¿Eso te está llevando a algo que se siente vivo?
Si te animas, sal y observa a otros. En la calle, en la fila del banco, en la oficina, en el tráfico. Mira sus caras. Sus cuerpos. Sus ritmos.
Y pregúntate, sin juicio pero sin anestesia:
¿Eso es lo que quiero? ¿Eso es a lo que me estoy pareciendo?
Porque sí: la mediocridad no siempre grita. A veces solo se repite.
Y si no decides tú… la rutina decide por ti.
Si después de leer esto te diste cuenta que sí quieres tomar decisiones distintas, que sí estás listo para moverte hacia una vida que te emocione de verdad…
Dame chance de acompañarte.
Agenda una llamada conmigo
y te cuento cómo lo estoy haciendo con líderes de toda Latinoamérica.
No es fórmula mágica.
Es intención, estructura y decisión real.
Y empieza por decir: “sí, quiero otra vida”.
—Lecu
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