La familia influye en diferentes ámbitos del desarrollo de cada persona, sin embargo, el más importante es el socioafectivo, pues son los modelos que tenemos en cuanto a reglas, normas, valores, y múltiples habilidades que a través de su ejemplo, aprendemos.
Sin duda, cada familia tiene un estilo de crianza que le caracteriza y está basado por lo regular, en el modelo educativo que les tocó en la infancia: autoritario, democrático o permisivo.
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Un tema muy sonado dentro de la crianza es la aplicación de límites y las diferentes maneras de hacerlo. Como padres, nos enfrentamos a una serie de situaciones que muchas veces no van a estar dentro de nuestro control, por lo que utilizamos los recursos que nos son familiares o tenemos al alcance con el objetivo de poner límites, tener orden y que nuestros hijos sean disciplinados y obedezcan nuestras peticiones, pero te preguntarás... ¿lo estaré haciendo bien?
Aprender a poner límites a nuestros hijos de la manera correcta es tan importante como aprender a lavarnos los dientes que como en todo es un proceso que llevamos a cabo hasta que nos salga y seamos expertos. Por lo regular, implementamos palabras que son muy comunes en el día a día pero que sin saberlo, afectan en el desarrollo cognitivo y socioemocional de nuestros hijos así que, el día de hoy vamos a hablar una palabra en especial y algunas alternativas para sustituirla.
Nuestra palabra no tan mágica del día de hoy, es: “NO”.
El uso de esta pequeña pero peligrosa palabra, limita de posibilidades a nuestros hijos si no la sabemos usar bien. Esta, se implementa comúnmente y sin piedad en el estilo de crianza autoritario, cuyas consecuencias en las conductas de los niños suelen ser: inseguros e incapaces de tomar decisiones y pocas habilidades de afrontamiento e interacción social. Así mismo, daña su autoestima y la mayor parte del tiempo se encuentran de mal humor pues no se les dejan tomar decisiones.
¿Entonces de qué manera le pongo límites a mis hijos sin usar la palabra “NO”?
El secreto está en decir la palabra pero sin decirla. ¿Cómo?:
Ofrece alternativas y opciones positivas
Redireccionar su atención hacia otro tema
Darles explicaciones simples
Tener palabras clave en ciertas situaciones para reconducir la acción
Para no dejarlo en simples tips, y hacerlo más fácil, te ejemplificaré dos situaciones comunes:
En vez de decir: “no grites” lo podemos reemplazar por un “si gritas me cuesta entender qué quieres”.
En vez de decir: “no comas más dulces” podemos decir “si comes más dulces, te puede doler la panza”.
También es muy importante la manera en la que lo decimos pues les transmitimos nuestra estado de ánimo muy fácil y si guardamos la calma, lo más probable es que ellos lo hagan igual.
Recuerda que cambiar cosas que hemos hecho de determinada manera a lo largo de nuestras vidas lleva tiempo, pues a la primera es difícil que veamos un cambio así que ten mucha paciencia sin embargo, verás cambios positivos en tus hijos que te agradecerán el resto de sus vidas.
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Referencias:
- Roldan, M.J. (2020). Cómo decir no a los niños sin decirlo. Octubre, 7, 2020, de Etapa infantil.
- Cuervo, A.. (2010). Pautas de crianza y desarrollo socioafectivo en la infancia. Diversitas: Perspectivas en Psicología.
Por: Anaid Morales
Guerrera de Magia en Dédalo México. Psicóloga graduada de la Universidad Autónoma de México. Interesada en buscar nuevas estrategias para transformar la educación en México.
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