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Necesitas mejores problemas para crecer: el poder de elegir desafíos que te impulsen

Esta vez quiero empezar con una confesión:


He leído muchos libros.


Unos muy buenos.


Otros que, la verdad… pudieron ser una TED Talk.


Y varios que —si somos honestos— caben en un solo tuit.


Hace tiempo leí El sutil arte de que te importe un caraj, de Mark Manson.


Y aunque el libro tiene momentos, lo que más me quedó fue una sola frase.


Una que vale más que las 200 páginas:


“La felicidad viene de resolver problemas. La palabra clave es: resolver.”


La primera vez que la leí, me sonó interesante.


Pero con el tiempo me di cuenta que no era solo interesante.


Era incómodamente cierta.


No por tener problemas estás mal.


Estás mal cuando dejas de resolverlos.


Cuando los evades.


O peor aún, cuando crees que no tienes.


Y eso, curiosamente, se conecta con algo que he venido reflexionando mucho: la claridad.


Porque si no tienes claridad, no solo no resuelves.


Te llenas de ruido.


Y con el ruido… vienen las dudas.


Y con las dudas… la parálisis.


Y con la parálisis… el desgaste.


Mucho burnout no viene por lo que haces, sino por todo lo que no haces y sabes que deberías estar haciendo.


Hoy quiero hacerte una pregunta simple, pero no cómoda:


¿Qué problema estás resolviendo esta semana?


Así. En singular.


Uno.


No el que “te tocó”.


Sino el que estás eligiendo resolver.


Porque ahí se nota la diferencia.


La gente que está avanzando no tiene vidas sin problemas.


Tiene problemas que valen la pena.


Problemas que los hacen crecer, construir, moverse, ayudar.


Yo lo veo con mucha claridad en quienes pasan por el programa de Alto Rendimiento:


Productividad y Bienestar.


Personas con historias muy distintas, pero con un rasgo en común:


Se cansaron de tener buenas intenciones sin resultados.


Y se atrevieron a diseñar un sistema real para empezar a resolver.


Para tener dirección.


Y para dejar de posponer la vida que realmente quieren vivir.


En dos semanas empieza una nueva generación.


Si algo de esto te hace ruido, podemos platicar.


Me puedes contestar este correo o escribirme por Instagram.


Y no, no es para venderte nada.


Es para ver si lo que estás buscando encaja con lo que hacemos ahí.


Porque no todos necesitan el programa.


Pero los que sí…


normalmente lo descubren cuando responden una pregunta sencilla:


¿Qué problema quieres resolver de verdad?


Lecu.

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