Actualmente, enfrentamos una emergencia de salud como no se había visto en tiempos recientes, debido al COVID-19 hemos tenido que frenar muchas de nuestras actividades y adaptarnos a nuevos modelos y formas de hacer las cosas en muchos aspectos de nuestras vidas, entre ellos el educativo.
Con el cierre de las escuelas, la educación, hoy en día, es a distancia, siendo las clases virtuales por videollamada, transmisiones televisivas o ejercicios que mandan los maestros vía mensajería de texto o correo electrónico a los padres o alumnos, la nueva norma.
Sin embargo, surge una enorme cuestión que quizás nos se ha meditado como se debe ¿Todos tenemos acceso a estas herramientas tecnológicas?
Lamentablemente la respuesta es no. No todo el mundo tiene acceso a una computadora, un smartphone, WiFi o hasta un televisor. Existen lugares en toda la República Mexicana donde una buena cantidad de viviendas, no cuenta con acceso a internet, y en su mayoría son poblaciones con pocos recursos.
En la actualidad, no solo estamos frente a una crisis sanitaria, sino también a una crisis económica, derivada de la paralización de la economía, consecuencia de las medidas para evitar la propagación del virus. Con esto en mente, es lógico pensar que algunas personas, preferirán llevarse algo a la boca, a pagar una mensualidad de Internet. Sin ir más lejos, hoy en día, el desempleo se ha incrementado en las grandes ciudades, ocasionando que personas que antes vivían al día, ahora se encuentran desempleadas y viviendo momentos muy difíciles.
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El punto aquí es que la educación a distancia en México, lamentablemente es un privilegio que no es para todos. Existen muchos estudiantes que no tienen acceso a una computadora o un smartphone donde ver las clases o recibir correos, existen padres que han tenido que conseguir una laptop o un celular, endeudándose en alguna tienda para que su hijo o hija puedan tomar las clases.
Hay comunidades donde no tienen siquiera luz eléctrica, ya ni hablar de acceso a internet. Si antes, las comunidades rurales sufrian por tener un espacio donde impartir clases, ahora sufren más por no tener las herramientas para poder hacerlo, y con ello, un gran número de estudiantes se está quedando sin recibir conocimientos básicos y necesarios.
México no tiene una educación a distancia eficaz, eficiente y de calidad en la actualidad, aunado a esto, el acceso a la misma, es muy limitado, dejando a gran parte de su población fuera de las posibilidades que estas nuevas formas de enseñar y aprender pudieran brindar. Por ello, es necesario acercar los medios de acceso a ese sector,y así, evitar aumentar las brechas de desarrollo entre las diferentes zonas de nuestro país.
Dédalo Redacción
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